domingo, 10 de julio de 2016

Hay que cuestionar lo aprendido para crecer.

  Cada vez tengo más señales, pareciera que soy el objeto de experimento de un "Truman Show", hace poco una persona me contó su vida, de como viajo a Canadá para vivir de músico, dejo todo en Argentina un año antes de que comience la crisis del 2001. Tenia un empleo dando clases en una escuela, estudiaba en el conservatorio, tenia alumnos particulares y una casa. Pero decidió que era tiempo de irse, yo no se si lo haría teniendo 40 años, habiendo construido toda una vida. Así que debería "hacerlo ahora", fue la conclusión que tuve con mi mejor amigo, un hermano del alma, de esos que conoces de chico y creciste tanto con el que ya compartis los mismo sueños. Desde que agarre una guitarra a los 13 años, luego de una semana con deseos de dejarla, no me separe más de ella, tal vez ella me eligió a mi, como dice mi papá sobre la filosofía, "Siento que la carrera me eligió a mi". Siempre fui de dibujar bien, con una parte de la familia que se destacó con ese talento y la otra por la música, obviamente, sin llegar a nada. Tal vez al ser muy callado de chico, algo en mi interior desde que pase esa semana en el limbo de aprender o no guitarra, quiere salir a demostrar que tengo voz, que quiero denunciar algo, que anhelo ser escuchado y entendido, es por eso que la música es hoy por hoy mi papel para dibujar, para comunicarme. Y como todo adolescente, quiero hacerlo a mi modo, sin que nadie me diga nada y revelador, ¿No es éso lo que decía el "Che"?. 
 Voy a abrirme camino, sin deberle nada a nadie y sin pedir nada, desconfiando de la desconfianza que todos tienen. Viviré bajo la doctrina Zappiana de educarse a uno mismo, ya que todo está muy podrido como para confiarse. Porque no está mal estudiar en una escuela y recibirse en una universidad, pero hay que perfeccionarse, hay que liberarse de lo aprendido, experimentar y mejorar por uno mismo para no ser otra oveja más de esas granjas. Hay que cuestionar lo aprendido para crecer.