Desde chico mi papá me hizo escuchar Spinetta,
no como obligación, más bien como cualquier otro artista que se escucha
en casa, ya que todos en mi familia tenemos gustos musicales muy
diferentes y siempre en constantes cambios, nos respetamos y a veces
compartimos mismos artistas. Hace poco empece a escucharlo más a
profundidad, desde Almendra, Pescado Rabioso e Invisible, me falta
todavía bastante del "Flaco" pero todo a su tiempo. Me sorprende sus
letras y su música, algo fuera de lo común en relación a cualquier otro
artista tanto nacional como extranjero. Quería compartir algo que me
llamo la atención, un manifiesto que hizo Spinetta,
titulado: Rock: música dura, la suicidada por la sociedad. Titulado así
en evidente alusión al ensayo de Antonin Artaud acerca de van Gogh.
Publicado con el disco Artaud.
ROCK: MÚSICA DURA.
LA SUICIDADA POR LA SOCIEDAD.
Son tantos los matices que comprenden la actitud creativa de
la música local – entendiendo que en esa actitud existe un compromiso
con el momento cósmico humano–, son tantos los pasos que sucesivamente
deforman los proyectos, incluso los más elementales como ser mostrar una
música, reunir mentes libres en un recital, producir en suma algún
sonido entre la maraña
complaciente y sobremuda que:
EL QUE RECIBE DEBE COMPRENDER
DEFINITIVAMENTE QUE LOS PROYECTOS EN
MATERIA DE ROCK ARGENTINO
NACEN DE UN INSTINTO.
Por lo tanto: el Rock no le concierne a ciertas músicas que
aparentemente INTUIDAS POR LAS NATURALEZAS DE QUIENES LAS EJECUTAN
siguen guardando una actitud paternalista, tradicional en el sentido
enfermo de la tradición, formulista, mitómana, y en la última floración
de esta contaminación, sencillamente “facha”.
Sólo en la muerte muere el instinto. Por lo tanto, si éste se
mantiene invariable, adjunto a la condición humana a la que necesitamos
modificar para reiluminarnos masivamente, quiere decir que tal instinto
es la vida.
El Rock no es solamente una forma determinada de ritmo o
melodía. Es el impulso natural de dilucidar a través de una liberación
total los conocimientos profundos a los cuales, dada la represión, el
hombre cualquiera no tiene acceso.
El Rock muere sólo para aquellos que intentaron siempre
reemplazar ese instinto por expresiones de lo superficial, por lo
tanto lo que proviene de ellos sigue manteniendo represiones, con lo
cual sólo estimulan “EL CAMBIO” exterior y contrarrevolucionario. Y no
hay cambio posible entre opciones que taponan la opción de la liberación
interior.
El Rock no ha muerto.
En todo caso, cierta estereotipación en los gustos de los
músicos debería liberarse y alcanzar otra luz. El instinto muere en la
muerte, repito. El Rock es el instinto de vivir y en ese descaro y en
ese compromiso.
Si se habla de muerte se habla de muerte, si se habla de vivir,
VIDA. Más vale que los rockeros, cualesquiera sean sus tendencias (entre
las cuales dentro de lo que se entiende por instinto de Rock no hay
mayores contradicciones) jamás se topen con los personajes hijos de puta
demonios colaterales del gran estupefaciente de la represión que
pretende conducirnos por el camino de la profesionalidad.
Porque en esa profesionalidad se establece –y aquí entran a
tallar todas las infinitas contusiones por las que se debe pasar hasta
llegar a dar– un juego que contradice a la liberación, que pudre el
instinto, que modifica como un cáncer incontenible la piel original
de la idea creada hasta hacerla, en algunos casos, pasar a través de un
tamiz en el que la energía totalizadora de ese nuevo lenguaje abandona
la sustancia integral que el músico dispuso por instinto en su momento
de crear, y luego esa abortación está presente en los escenarios, en la
afinación, hasta en la imagen
exterior del mensaje cuando por fin se hace posible verlo.
Tengo conciencia de que el público ve esta debilidad y no se libera: sufre.
Luego esta ausencia de totalidad, esa parcialidad, es el negocio del Rock.
El negocio del cual viven muchos a costa de los músicos, poetas,
autores, y hombres creativos en general. O sea, esta difamación de
proyectos sólo adquiere relieve en esa “ganancia” que representa haber
ejecutado el negocio, y solamente en ese nivel hay una aparente
eficacia. Es la parcialidad de pretender que algo que es de todos
termina en definidas cuentas en manos de aquellos bastardos de siempre.
Este mal, por último rebote, cae nuevamente en la nuca de los
músicos, y los hace pelota. Luego de participar del juego, son muy pocos
los que aun permanecen con fuerzas para impedir la trampa al repetir
una y otra vez el juego mediante el cual expresarse,
o simplemente arriesgar en el precipicio de la deformación un
mensaje que por instintivo es puro y debería llegar al que lo recibe tal
cual nació. Este juego pareciera ser el único posible (hay mentalidades
que nos fuerzan a que sea así). Lo importante es que hay otros caminos.
Luego de haber caído tantas veces antes de ejecutar esa caída
final, parábola definitiva en la que se cierran los cerebros para no
amar ni dar, hay muy pocos músicos que pueden seguir conservando ese
instinto.
DENUNCIO
SIN EL LIMITE DE LA DENUNCIA
A LO QUE NO RECIBE DENUNCIA
A LO QUE LA DENUNCIA TRASPASA
A ALGO PEOR QUE LA DENUNCIA.
Denuncio a los representantes y productores en general, y los
merodeadores de éstos sin excepción, por indefinición ideológica y
especulación comercial.
Ya que estos no se diferencian de los patrones de empresa que
resultan explotadores de sus obreros. O sea, por ser los engranajes de
un pensamiento de liberación a quienes no les interesa que toda la pieza
se mueva, dado que al producirse el más mínimo movimiento, serían los
primeros en auto reprimirse y dejarían por tanto de participar en la
cosa.
Denuncio a ciertas agrupaciones musicales que se alimentan con
esas mentalidades no libres, a pesar de contar con el apoyo del público
de mente libre.
Denuncio a otros grupos musicales por repetitivos y
parasitarios, por atentar contra la música amplia y desprejuiciada,
estableciendo mitos con imágenes calcadas de otras músicas que son tan
importantes como las que ellos no se atreven a crear ni sentir.
Denuncio a los tildadores de lo extranjerizante, porque reprimen
la información necesaria de músicas y actitudes creativas que se dan en
otras partes del planeta, y porque consideran que los músicos
argentinos no pueden identificarse con sentimientos hoy día universales.
Además es de prever que si estos señores desconocen que la Argentina
provee a su música nuevos contenidos nativos, ellos mismos están
minimizando la riqueza de una creación local apenas florecida.
Denuncio a otras mentalidades por elitistas y pronosticadoras
del suceso de la muerte de algo que por instintivo no puede morir antes
de la vida misma.
Denuncio a las editoriales “fachas” por distribuir información falsa
en sí misma, y por deformar la información verdadera para hacerla
coincidir con las otras mentalidades a las que denuncio.
Denuncio a los participantes de toda forma de represión por
represores y a la represión en sí por atañer a la destrucción de la
especie.
Denuncio finalmente a mi yo enfermo por impedir que mi centro de
energía esencial domine este lenguaje al punto que provoque una total
transformación en mí y en quien se acerque a esto.
El rock, música dura, cambia y se modifica,
en un instinto de transformación.
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Al principio me costo un poco entenderlo, pero luego recordé en
que momento de su vida lo escribió, y fue justamente cuando grababa
Artaud, un disco de Pescado Rabioso pero solo compuesto por él. ¿Cómo
pasó esto? Los músicos de Pescado Rabioso que tocaban con Luis se fueron
alejando de el al no entender sus ideas musicales. Spinetta
fue un músico caracterizado por no encasillarse en un solo estilo y
siempre buscar algo diferente y nuevo de su anterior trabajo. Termino
grabando él solo este ultimo disco de Pescado Rabioso por un tema de
contrato que debía cumplir el disco fue acreditado a la banda. Como se
quedó sin sus antiguos músicos, participaron su hermano, Carlos Gustavo Spinetta, Rodolfo García y Emilio del Guercio, estos dos últimos ex compañeros de Spinetta en la banda Almendra pero solo en algunos temas.
Una breve explicación del manifiesto (desde mi punto de vista): Spinetta
le recrimina a los músicos de Rock que se revelen contra las compañías,
representantes y/o cualquier empleado de estas que corrompen la música y
el mensaje de cada uno, haciendo así que este mensaje sea puramente
comercial y no represente un mensaje libre y no contaminado, y no sea
rock, que al fin y al cabo es música, es arte y no un negocio. Que los
músicos sean más artistas y no titeres manejables por estos personajes
que solo buscan el negocio, la plata y no la expresión y el arte. Para
mi, un genio Spinetta,
un músico que rompe con todo lo establecido sin la necesidad de una
distorción a todo volumen y sin caer en letras burdas, simples y
tipicas. Un músico que te abre la cabeza y te invita a explorar su mundo
pero también a que construyas el tuyo.
¿Qué te parece lo que dice Spinetta? ¿Qué crees que quizo decir?
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